Severa chagüala me quedó por lavar la loza.
Con una esponjilla Bon Brill
me encontraba hurgando,
un vaso untado de jugo de maracuyá.
Ayy qué dolor.
Vi como el cristal se rompía
Y limpiamente seccionaba
la parte superior de mi dedo índice
Derecho.
Sangre salía y arrastraba
las pepas pegadas al vaso, ahora roto,
de maracuya yayaya
ayyay
hasta el baño más cercano.
Lavo el dedo y veo el orificio limpio
con carne púrpura y nervios y poros
Y sangre otra vez.
Limpio
Y sangre otra vez.
Sangre
Y sangre otra vez
Interior hospital
Noche
Doctor costeño.
Me inyecta y cose mientras silba un vallenato.
A mi lado un señor ha perdido su dedo
y me avergüenzo por no haber sufrido
una mordida de perro rabioso, al menos.
Bello hilo quirúrgico azul
adorna mi maltrecho miembro.
Al hombre, sin seguro y sin dedo, un rosáceo
tinte se le esparce ahora por la gasa
Sobre pantalla negra
y en letras blancas
se lee:
20 días después.
y una cicatriz parecida
a la de Harry Potter
brilla cuando apago la luz.
Texto: Pavel M.R.
Imgen: Andrés Pérez